Maigret y el fantasma, de Georges Simenon.

 

Este mes aproveché la iniciativa del #AgostoNegro, organizada por la booktuber «La pecera de Raquel», para acompañar al inspector Maigret en una de sus múltiples investigaciones. El citado policía –el más célebre personaje del belga Georges Simenon– es un hombre sereno, paciente y, sobre todo, con mucho tesón. En Maigret y el fantasma (1952) deberá enfrentarse a la resolución de un delito mucho más complejo de lo que parece en un primer momento: ha de investigar quién ha disparado, al amparo de la noche y sin aparentes motivaciones, a uno de sus compañeros de profesión. Mientras la víctima lucha por su vida en el hospital, Maigret comienza una incansable investigación que hará que se vea envuelto en una trama llena de pasiones amorosas y artísticas, pero también de violencia y corrupción.

Con su prosa directa y concisa, despojada de toda floritura, Simenon es capaz de sumergir al lector en la atmósfera de su novela de una forma tan rápida como efectiva. El belga no se detiene en elementos superfluos e innecesarios, de modo que ofrece tan sólo las pinceladas necesarias para capturar el ambiente de las calles parisinas y, en especial, el artístico encanto de la Avenue Junot.  A este respecto, me cautivó el capítulo que tiene lugar en el piso del personaje holandés, con esas amenazas veladas que, como afilados cuchillos, parecían seccionar una atmósfera cada vez más irreal, todo ello bajo la atenta mirada de los lienzos de  –aparentemente– grandes artistas…

Asimismo, ahora puedo comprender el éxito que alcanzó el personaje de Maigret, pues no es un inspector frío y distante, sino que se muestra muy humano, con sus dudas y debilidades. En esta novela, el detective tiene que hacer frente a la complejidad de la condición humana y, en ciertos momentos, somos partícipes del fastidio del que es presa al hallar un poso de corrupción en personas en apariencia respetables. Maigret transmite la sensación de no querer admitir, hasta que las evidencias son palmarias, el hecho de que las personas más inteligentes y sin mácula visible también pueden acabar envueltas en intrigas delictivas sin razón aparente.

Me esperan más aventuras de Maigret en los estantes de mi librero. Las reservaré para momentos en los que necesite desconectar del ajetreo, pues los de Simenon son de esos libros que mantienen a los lectores pegados a sus hojas desde la primera hasta la última línea; de esos libros tan intrigantes y adictivos que se devoran en una tarde

 

📖 Reseña del libro Maigret et le fantôme (1952), de Georges Simenon. Traducción al español de Antonio Hernáez para la editorial Luis de Caralt (Barcelona, 1965). 

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