Como un Napoleón del páramo.
La prosa de Sjón me pareció muy sugestiva, pues es capaz de recrear parajes y sensaciones con una gran economía de medios. Aún permanecen en mi memoria las impresionantes escenas de la persecución del cazador y de la incesante huida del zorro, así como las referentes al hombre que, en solitario, espera la llegada de su inexorable destino mientras lucha por no perder la cordura. Si bien fuera del mundo de las fábulas los «malos pastores» no siempre experimentan su castigo, esta novela nos transmite que la soberbia y la maldad convierten al hombre en un cazador cazado, en «un Napoleón del páramo», esto es, en un ser solitario, derrotado e impotente ante las fuerzas de la Naturaleza, la cual siempre se muestra indiferente ante los sentimientos y deseos que conturban a los seres humanos.
Este libro, en el que resuenan los ecos de las leyendas populares islandesas, me pareció hermoso y descarnado al mismo tiempo. Y es que la belleza puede tener también su lado implacable: bajo un manto de inmaculada blancura puede esconderse la más oscura y temible maldad...
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