La plenitud de la señorita Brodie.

 


Quizás sea La plenitud de la señorita Brodie la novela más popular de la escocesa Muriel Spark. Fue publicada en 1961 y pronto cosechó un enorme éxito, de modo que la revista Time la calificó como una de las mejores novelas en lengua inglesa del siglo XX. Además, cuenta con dos adaptaciones cinematográficas: la de Ronald Neame, filmada en 1969, y la más reciente de Mike Newell, del año 2003.

 

La historia está ambientada en el Edimburgo de 1930 y su protagonista es la peculiarísima señorita Brodie, quien ejerce la docencia en la Escuela Marcia Blane mediante unos métodos pedagógicos harto llamativos… y cuestionables. Y es que esta mujer, que dice encontrarse en un momento de máximo plenitud, elige cada año a un grupo de alumnas para moldearlas de acuerdo a su particular visión del mundo, la cual incluye una ferviente admiración hacia Mussolini y no pocas frustraciones. Huelga decir que las enseñanzas de la señorita Brodie no son bien vistas por parte del equipo directivo, que hará todo lo posible para expulsar a la docente del centro.

 

La señorita Brodie es un personaje tremendamente contradictorio y diría que, incluso, resulta ridículo. Así, se presenta como abanderada de la libertad, pero no ofrece elección alguna a sus pupilas, quienes deben seguir las pautas previamente establecidas por su maestra en terrenos inesperados y fuera de lugar. También se jacta de las bondades de su método educativo, pero lo que hace nada tiene que ver con desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales ni con aumentar los conocimientos de sus alumnas, que es lo que persigue –o debería perseguir– todo sistema pedagógico.

 

En este sentido, y mediante una serie de saltos temporales, los lectores somos partícipes del futuro de las alumnas de Brodie al tiempo que se nos invita a reflexionar sobre la diferencia entre educar y adoctrinar. Por otro lado, el libro refleja el movimiento emancipador de la mujer en la década de 1930 y se menciona, no sin cierta inquina por parte del narrador, a Marie Stopes, fundadora del «Birth Control Clinic» de Londres en 1921.

 

En definitiva, Muriel Spark nos brinda una novela rebosante no sólo de ágiles y brillantes diálogos, sino también de una ironía mordaz. Un libro peculiar con una protagonista que, desde luego, también lo es. Y mucho.

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