La mujer fría.


Desconocía por completo la obra de la española Carmen de Burgos, «Colombine», así que decidí hacerme con un volumen editado por Círculo de Lectores en 1996 que contiene cuatro destacados relatos de la almeriense: La mujer fría, La Flor de la Playa, La mejor film y El perseguidor. Además, cuenta con un prólogo en el que Amparo Hurtado aborda la intensa relación sentimental que mantuvo Carmen de Burgos con el también escritor Ramón Gómez de la Serna, un amor que terminó de forma muy dolorosa para «Colombine».

  

Si tuviera que citar unas características comunes a los cuatro relatos, diría que todos ellos cuentan con detalladas descripciones, finalizan de forma sorpresiva y reflexionan, fundamentalmente, acerca de la situación de la mujer en la España de principios del siglo XX. No olvidemos que «Colombine» trabajó como corresponsal, lo cual se nota en la mirada periodística que imprime a cada uno de los relatos, y que viajó por Europa en numerosas ocasiones, experiencias que posteriormente utilizaría como fuente de inspiración a la hora de escribir. Asimismo, Carmen de Burgos se dedicó a la política y fue, ante todo, una ferviente feminista.  

 

 


 

Por ejemplo, El perseguidor (1917) está protagonizado por Matilde, una mujer viuda y sin hijos que se dedica a viajar por Europa en una constante huida de los imperativos sociales, simbolizados en la figura de un hombre que la persigue incesantemente. Además de la búsqueda de la propia identidad, la autora trata temas como la soledad y el aislamiento dentro de un relato en el que sobresale la vibrante descripción de Venecia y de los bellos matices que adquiere su cielo en la hora del crepúsculo. He de decir que una de las escenas, la de las perdices (pág. 165), me pareció prácticamente un calco de la que Emilia Pardo Bazán plasmó en el capítulo XXII de Los Pazos de Ulloa (1886)… 

 

 

En 1918 publicó La mejor film, relato que narra el rodaje de una película en un remoto pueblo de Barcelona, lo cual sirve como excusa a «Colombine» para hablar sobre el estado de la producción cinematográfica en España y para exponer sus disquisiciones acerca de este reciente arte. Sin lugar a dudas, el final os sorprenderá.  

 

 

Dos años después vio la luz La Flor de la Playa (1920), que narra las vacaciones en Portugal de una joven pareja española –«Colombine» vivió durante dos años con Ramón Gómez de la Serna en tierras portuguesas–. La historia de Elena y Enrique demuestra lo diferente que es la fugaz pasión del amor, que exige un alto grado de racionalidad. También nos habla sobre las diferencias de clase y sobre la importancia de conocerse bien antes del matrimonio.  

 

 


 

Por último, La mujer fría es un relato de clara inspiración romántica –mujer fatal, vampirismo, etc.– que se publicó en La novela semanal en 1922. Narra la historia de Blanca de Hozenchis, una viuda sofisticada y adinerada que causa fascinación entre quienes la contemplan por su extraordinaria pero fría belleza –incluso su propio nombre remite a un níveo paisaje invernal–. Sin embargo, esta imponente mujer alberga un oscuro enigma en su interior y aún no ha encontrado a quien sea capaz de liberarla de la soledad y la devastación que ello le provoca. Y es que tocar las apariencias con la mano conduce al desengaño... Como en los anteriores relatos, es altamente descriptivo –me pareció fascinante el modo en que la autora describe Madrid a la luz del amanecer– y tiene un final tan abrupto como impactante. Es, en definitiva, un interesante relato sobre amores trágicos, sobre ideales femeninos estériles e inalcanzables y sobre la existencia de la mujer más allá de su condición de esposa y madre.

 

 


 

 

Este libro os interesará si buscáis relatos ágiles y de final sorprendente en los que se aborde, fundamentalmente, la situación de la mujer española de principios del siglo XX desde la perspectiva de una autora feminista.

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